Después de muchos años de purismo en el diseño, los ornamentos vuelven a estar de moda. Artistas y diseñadores trabajan con dibujos y estampados y dan un nuevo significado a motivos abstractos y repetitivos. En Berlín, la ciudad que junto con Weimar y Dessau vio nacer las líneas rectas de la «Bauhaus» en los años 30, también se gestó a idea del diseño claro, moderno y minimalista.
MODERNIDAD REVISADA
En 2010, en una exposición sobre el diseño «diseño de productos en Alemania», organizada por el Instituto Goethe con la ocasión del 90º Aniversario de la escuela Bauhaus, se pudo ver cómo el concepto del modernismo clásico de comienzos del s. XX aún sigue influyendo en el diseño internacional.
Sin duda, es el diseño minimalista y no el ornamental, el que continúa ocupando los peldaños del podio del diseño aún en nuestros días. Sigue vigente la idea general del «buen diseño» asociada a la esencia del producto.
Lo ornamental se sitúa en el extremo diametralmente opuesto, cerca de los dibujos orientales y del arte decorativo. Necesidades legítimas, placere duradero, ansia de lujo razonable: estas son las tendencias futuras: «Glocal Glamour» es el nombre que ha inventado el futurólogo Matthias Horx den para designar esta tendencia en la que las posibilidades de producción global y local se combinan con el glamour de un producto de lujo. El purismo de una jarra de líneas claras, fabricada en una madera exótica japonesa, puede ser tan lujosos como un ambiente decorado por un artista con un mural individual.
En la arquitectura, en el diseño o en la moda: la liberación de la línea minimalista y demasiado recta de los últimos años ha desatado una explosión de creatividad que da origen a las combinaciones más insólitas y a mezclas de estilos ornamentales. Se trata de una auténtica liberación, pues cada buen motivo o estampado atrae las miradas hacia la pared, la tela o la piedra.
Hoy lo ornamental vuelve a ser una alternativa. Y está bien que así sea.